¿De qué sirve memorizar un número de dos mil dígitos o veinte barajas de naipes mezclados?
Parecería que en un mundo en el que toda la información está a nuestro alcance gracias a la tecnología, no serviría para mucho aprender a memorizar.
Pero entonces, ¿de qué sirve correr cuatrocientos metros a la mayor velocidad posible cuando lo que realmente haces es dar vueltas a una pista?
Cuanto más fina es el desarrollo de la inteligencia fluida, aquella que no procede del resultado del aprendizaje, más capacidad tendrás para razonar rápidamente, pensar en abstracto y resolver problemas de forma creativa e imaginativa.
La capacidad de visualizacion, imaginacion, asociacion y creatividad son habilidades imprescindibles que las nuevas tecnologias hacen que perdamos. Por eso, el entrenamiento de la memoria destinado a mejorar la inteligencia fluida es tan especial.
Entre los beneficios derivados de entrenar la memoria, destacan la mayor capacidad de concentración y el manejo del estrés. El entrenamiento de la memoria, por sencillo que sea, nos convierte en personas más atentas, y con mayor capacidad de autocontrol. Las pruebas que el entrenamiento de la memoria funcional aumenta la inteligencia fluida, las funciones cerebrales que nos permiten pensar lateralmente para solucionar un problema sin ajustarnos necesariamente a patrones prestablecidos.