Carlos J. Pampliega, PMP
Arquitecto y Director de Proyectos
http://www.salineropampliega.com/
Recientemente he tenido la suerte de asistir al curso de preparación para la certificación PMI Agile Certified Practitioner (PMI-ACP), gracias a los bonos de formación ofrecidos por PMI Madrid a sus socios.
Me gustaría felicitar por la iniciativa al Capítulo de Madrid de PMI, y agradecer al patrocinador del curso IIL Spain, el esfuerzo que ha realizado para ofrecer estos cursos para el desarrollo continuo de las prácticas en Dirección de Proyectos.
El curso de preparación certificación PMI Agile Certified Practitioner (PMI-ACP) está indicado para aquellos profesionales que quieran obtener esta certificación demostrando un entendimiento del "pensamiento ágil" en la dirección de proyectos, más allá del uso de determinadas técnicas o metodologías.
En el transcurso de los últimos diez años, Agile se ha convertido en un enfoque practicado por muchos departamentos de TIC y Desarrollo. Por ello, inmediatamente asociamos la terminología "Agile" con este sector, con los proyectos de desarrollo software y con los "informáticos".
Es evidente que el Manifiesto Agile, escrito en 2001 por una serie de desarrolladores, se refiere exclusivamente al software:
Estamos descubriendo formas mejores de desarrollar software tanto por nuestra propia experiencia como ayudando a terceros. A través de este trabajo hemos aprendido a valorar:
Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas
Software funcionando sobre documentación extensiva
Colaboración con el cliente sobre negociación contractual
Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan
Esto es, aunque valoramos los elementos de la derecha,
valoramos más los de la izquierda.
Pero más allá de las referencias al software, la filosofía que comprende el pensamiento ágil y las diversas metodologías asociadas con Agile, como Scrum, se pueden aplicar en otros sectores.
¿Se puede aplicar Agile en proyectos distintos del software?
A pesar de que el Manifiesto Ágil esté redactado para un sector concreto, algunos de los elementos característicos de la filosofía Agile se inspiran en estudios y experiencias ajenas a las TIC.
En concreto, H. Takeuchi e I. Nonaka, en el artículo "The New New Product Development Game" , 1986, describieron una nueva aproximación holística que incrementa la rapidez y la flexibilidad en el desarrollo de nuevos productos comerciales. Este famoso artículo analizaba las características comunes en el proceso de desarrollo de productos exitosos en los sectores de la automoción, el hardware y la electrónica, concluyendo que los procesos que diferenciaban estos proyectos, respecto de otros menos exitosos, fueron el enfoque iterativo de prueba y error, el solapamiento de las distintas fases y su gestión por equipos de desarrollo multidisciplinares y autogestionados. Este enfoque en el desarrollo de nuevos productos implicaba la interacción constante del equipo de principio a fin "desplazando la melé" (scrum), en contraposición al enfoque secuencial de las metodologías tradicionales.
En el mismo sentido, las experiencias sobre fabricación y calidad de productos de Edward Deming y del Lean Manufacturing System de Toyota, influyeron en los elementos más generales de la filosofía Agile. Estas influencias provenientes del desarrollo de productos de los años 80 ajenos al software, fueron especialmente influyentes en la metodología Scrum, siendo ésta la metodología de gestión de proyectos más ligada a Agile.
Desde entonces, los principios básicos de Agile se han ido adaptando con especial éxito en aquellos sectores donde existe una gran incertidumbre inicial y es imposible recabar todos los requisitos del cliente, o bien en los que éstos no son estables y sufren constantes cambios. Es estos escenarios, las iteraciones, el desarrollo incremental y el feedback continuo con el cliente, (principios fundamentales de Agile), proporcionan mejores resultados que la gestión de proyectos en cascada.
Es por ello, que la principal diferencia entre las metodologías tradicionales de gestión de proyectos y Agile radica en el papel que juegan las iteraciones durante el proyecto. Los proyectos relacionados con contenido inmaterial, como el software y el desarrollo de conocimiento, tienen mayor facilidad para iterar, y aprovechan la flexibilidad que les proporciona Agile. Es evidente, que los cambios constantes y las iteraciones en este tipo de proyectos son asumibles y técnicamente viables. Por el contrario, en los proyectos cuyo resultado hace un uso intensivo y caro de materiales, como los proyectos de construcción, las iteraciones son irrealizables por la propia naturaleza del edificio, o el coste derivado de los cambios durante el desarrollo del proyecto.
A pesar de ello, y centrándonos en el sector concreto de la construcción, las nuevas tecnologías de diseño que actualmente se utilizan durante los proyectos, facilitan el feedback del cliente y la iteración desde la fase de diseño, algo para lo que no hace mucho había que esperar a ver el edificio construido. Las herramientas modernas de simulación y realidad virtual, permiten estas iteraciones durante el proceso de diseño sin añadir costes al proyecto, lo que ha "agilizado" el proceso de toma de decisiones y el contacto con el cliente.
En el ejemplo citado del proyecto de construcción de un edificio único y singular, se le deberían repercutir todos los costes de las iteraciones a un único edificio y el presupuesto podría incrementarse exageradamente.
Sin embargo, cada vez son más comunes los proyectos de desarrollo de edificios o elementos prefabricados, donde se construye una "unidad cero" que luego se replicará en un proceso de fabricación de distintas unidades. En este tipo de proyectos, el coste derivado de las iteraciones durante la fase de diseño es menos relevante al repercutir sobre un número mayor de unidades, lo que hace posible el uso de iteraciones o distintos prototipos como herramienta de diseño.
En conclusión, en concreto para el sector de la construcción, el uso de nuevas tecnologías como realidad virtual, las impresoras 3D, la prefabricación, etc,... facilitan un enfoque Agile de ciertos procesos. Si bien, el uso de ciertas metodologías específicamente de programación extremas, como XP, no van a poder acomodarse a otros ámbitos y resultarían incluso contraproducentes; añadir principios generales de Agile pueden aportar valor al proyecto. Estas tecnologías hoy utilizadas en casi todos los proyectos permiten diseñar, prototipar y evaluar distintas alternativas del resultado del proyecto sin necesidad de construirlo materialmente.
Es evidente que muchas industrias que hasta ahora estaban limitadas por la técnica y la propia naturaleza de sus proyectos, se beneficiarán de la filosofía y los principios de Agile gracias a las nuevas tecnologías. En este sentido, un mayor número de sectores podrán adoptar Agile en sus procesos, aportando flexibilidad a sus proyectos.
Ante el entorno cambiante actual, las organizaciones precisan una mayor velocidad y flexibilidad para adaptarse a los cambios, también valoran cada vez más la interacción con sus clientes en relación a su responsabilidad social corporativa, y buscan para gestionar sus proyectos equipos humanos mejor coordinados e involucrados.
¿Conoces en qué otros sectores se están aplicando metodologías Ágiles? Contadnos vuestra experiencia.