Ángel Gavín
Programme Manager
Me dice Wikipedia que el karma es una energía transcendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. Invisible e inmensurable. No se puede ver ni medir. Justo los atributos necesarios para ser obviada en un proyecto. O quizá no.
Con una dilatada experiencia a mis espaldas como jefe de programas y proyectos, puedo asegurar que el karma en los proyectos existe. ¡Al menos en sentido figurado! De eso estoy seguro. La ley cósmica de retribución de causa-efecto está ahí. Las acciones, las decisiones, dejan huellas sutiles y no solo en los resultados de los proyectos, propagándose de una fase a otra: también en las personas que participan en ellos.
El factor humano
Ahora está muy de moda poner en el centro de todo a las personas. ¿Cuándo dejó de estarlo, si alguna vez estuvo? No lo sé. Pero sí somos ahora conscientes (aunque haya quien se niegue a aplicarlo) de que son las personas las que aportan el valor diferencial en las organizaciones, que no somos meros recursos, aunque les añadamos el calificativo de humanos. El valor que aportamos es insustituible, necesario. Y debemos tratar a todo el mundo con el máximo respeto y prestarles la mayor atención posible. Del grado de satisfacción, de motivación de nuestros equipos depende, en gran medida, el éxito o fracaso de los proyectos.
¿Por qué no le prestamos a este aspecto toda la atención debida? Los jefes de proyecto terminan siendo, las más de las veces, auténticos hombre orquesta que tienen que velar por el cumplimiento de plazos, costes y objetivos técnicos.¿Y las personas?
¿Cómo va a estar motivado el equipo si lo vemos como un mero objeto? ¿Cómo podemos esperar apoyo o lealtad si el trato no es recíproco? Un mal karma no va a favorecer las condiciones que hacen que triunfe un proyecto. Y se perpetúa y transmite, "reencarnación" tras "reencarnación". Es decir, proyecto tras proyecto.
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¿Cómo podemos ganar buen karma?
Realmente no es tan complicado. Podemos conseguir buen karma de muy diversas maneras, aunque mucho mejor si es por todas. Pero todo parte del conocimiento de los miembros de tu equipo. Interésate por ellos, sus necesidades, problemas; sus gustos y aficiones. Intenta compartir con ellos momentos fuera del trabajo (un café, una comida, una cerveza) sin llegar a romper esa frontera que es la intimidad personal. Muestra tu lado humano y encuentra el de ellos.
- Empatiza. Trata de ponerte en su lugar para entender por qué se comportan como se comportan, y dar debida respuesta a las situaciones que se planteen.
- Gestiona frustraciones y expectativas. Si tienes que denegar una petición, una idea, nunca jamás digas "No"; di mejor "No PORQUE ...". Ofrece una posible alternativa. Si pides un esfuerzo puntual más allá de sus obligaciones, deja claro que eres consciente de la situación y ofrece una salida o compensación por ello.
- Reconocimiento: No rechaces sus opiniones sin una explicación y ten siempre palabras de agradecimiento. Alaba sus virtudes y logros. Pero siempre de forma sincera.
- Ofrece una carrera profesional, con un rumbo y criterio claros, si está en tus manos. Si no, interésate por ello y trata de hacer de puente entre tu equipo y la organización.
Y siempre, absolutamente siempre, sé sincero. No hagas lo anterior de forma fingida, si no quieres que el karma te devuelva al estado de "ameba" en la siguiente "reencarnación" (¡siempre figuradamente, claro!).
La cultura de la organización
Uno no aprende a ser jefe de proyecto como aprende cálculo diferencial o álgebra en la carrera. Se aprende trabajando y gestionando proyectos, viviendo situaciones reales. La excelencia técnica, la profesionalidad, se alcanza mediante la formación específica y continua, pero el estilo de dirección depende tanto de la forma de ser propia como de la de quien nos ha dirigido; de la cultura de la organización.
El karma está por tanto a todos los niveles de la organización. Tus responsables en la organización y los miembros de tu equipo también deben contribuir con un karma positivo a los proyectos. Todos los puntos anteriores son igualmente válidos: deben conocerte, empatizar contigo, gestionar tus expectativas y frustraciones, reconocer tus ideas y tus logros y apoyar tu carrera profesional. La diferencia está en que no puedes imponer al resto estos comportamientos.
Conclusiones
A lo largo del artículo he hablado sobre cómo nuestra actitud con nuestros equipos, y la de ellos hacia nosotros, influye notablemente sobre los resultados del proyecto actual y de los venideros (las "reencarnaciones"). Contribuir a tener un conjunto de personas conectadas, que comparten objetivos, conocimientos y experiencias, y que se apoyan y ayudan unos a otros, no me parece un asunto menor en una organización. Acuérdate del karma de los proyectos cada vez que tengas personas a tu cargo.