Julián Gómez, CFPS
Project Manager en Sopra Group
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La labor del Project Manager está plagada de paradojas. Paradojas porque él mismo debe desempeñar a la vez dos roles, dos papeles, dos situaciones contrapuestas, dos posiciones enfrentadas. Esto, que a priori nos puede parecer un sin sentido, es el día a día de la Gestión de Proyectos aunque no te hayas parado a pensarlo hasta ahora.
La cuestión es que un Project Manager debe equilibrar la acción de pares de situaciones o roles que se oponen, y este equilibrio no será siempre el mismo ya que deberá actuar de forma distinta dependiendo de la situación.
Yo/el Equipo. Un Project Manager suele sentir una gran satisfacción personal por su trabajo, en parte por la gran responsabilidad que recae sobre él, por ello tiene una alta inversión emocional en lo que está haciendo pero debe tener la precaución de no anteponer sus propios intereses a los intereses del proyecto. Un Project Manager debe estar dispuesto a delegar tareas importantes, o incluso divertidas, y a compartir las recompensas con todo su equipo ya que el equipo es el que permite conseguir el objetivo del Proyecto.
Autócrata / Que delega. En algunas situaciones el hecho que determina el éxito es que haya una autoridad clara y un tiempo de respuesta rápido, para ello se necesita el autócrata, casi un dictador. A la vez, un proyecto bien gestionado debe crear un entorno donde el trabajo se delegue y la colaboración sea efectiva entre todos los miembros del equipo.
Tolerar la ambigüedad / Perseguir la perfección. En Las primeras etapas de un proyecto suele ser necesario cierto grado de ambigüedad para que las ideas surjan y se muestren. El Project Manager debe respectar esta ambigüedad e incluso en algunas situaciones debe gestionarla. En fases posteriores del proyecto el orden y la precisión son muy importantes para tener todo atado y definido.
Don de palabra / Habilidades de escritura. El don de palabra es una habilidad esencial debido a la multitud de reuniones, negociaciones, discusiones de pasillo, sesiones de brainstorming, etc. que se llevan a cabo. Cuanto mayor es la organización y/o el proyecto, más importancia toman las habilidades para la escritura y por ello debe reconocer en cada momento cual de los tipos de comunicación puede ser el más efectivo para sus objetivos: escrita u oral.
Identificar la complejidad / Perseguir la sencillez. El Project Manager debe persuadir al equipo de que trabaje con sencillez (principio KISS), aunque sin dejar de lado las complejidades involucradas en desarrollar la actividad con las mejores prácticas, con los mejores estándares y de forma fiable.
Paciente / Impaciente. La mayor parte del tiempo el Project Manager es una persona que "empuja" a la acción, forzando a otros a trabajar bien pero en algunas situaciones la impaciencia puede trabajar en contra del proyecto.
Por ejemplo, algunas actividades políticas, actividades entre varias organizaciones o actividades burocráticas, todas son sumideros de tiempo inevitables pero alguien debe quedarse en la sala o estar en la audio conferencia (fono) y debe ser paciente.
Valiente / Miedoso. Un Project Manager debe tener un saludable respeto por todas las cosas que pueden ir mal y verlas como posibles pero, por otro lado, necesita armonizar este respeto con la valentía necesaria para afrontar grandes desafíos. Debe ser valiente pero sin ser temerario.
Creyente / Escéptico. No hay nada más poderoso para la moral del equipo que un líder respetado que cree en lo que está haciendo. Es importante para un Project Manager tener confianza en el trabajo que se está realizando y ver auténtico valor en los objetivos que se van alcanzando. Por otro lado, necesita cierto escepticismo sobre cómo están yendo las cosas y cómo se están haciendo, para que realmente el desarrollo sea correcto y conozca la realidad del proyecto.
El Jefe de Proyecto debe creer en lo que hace para transmitirlo al equipo pero debe poner en duda todo para conocer el estado real del proyecto y mejorarlo.