ISAAC OLALLA DEL REAL, PMP®, PMI-RMP®. Vocal de la Junta Directiva
Que el riesgo es inherente a cualquier esfuerzo que una organización quiera acometer ya lo sabía el eminente economista norteamericano Frank Knight, que en 1921 publicó el libro titulado “Riesgo, incertidumbre y beneficio”, el cual sirvió de base para establecer su conocida Teoría del Empresario-Riesgo.
Además de otros aspectos, el libro pasará a la posteridad por ser uno de los primeros escritos en los cuales se establecía, de forma clara, la distinción entre riesgo e incertidumbre aplicada por primera vez a la teoría económica, tomando en consideración los estudios que un siglo antes había desarrollado Hans Von Mangoldt:
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Riesgo: aleatoriedad con probabilidades conocidas.
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Incertidumbre: aleatoriedad con probabilidades desconocidas.
Knight no sólo se conformó con una simple definición si no que fue más allá, ya que determinaba que los riesgos eran asegurables mientras que la incertidumbre no podía asegurarse porque si la incertidumbre puede ser medida, no introduce ninguna clase de incertidumbre puesto que podría ser asegurable.
La aportación fundamental de Knight es la consideración de la incertidumbre como elemento esencial de la actividad empresarial, que puede resumirse de la siguiente forma: el empresario adquiere los factores de producción a un precio cierto (conocido) mientras que tiene que hacer previsiones futuras sobre la demanda, que es incierta. Por lo tanto, el empresario tiene unos costes ciertos y unos ingresos inciertos, que dependerán de que sus previsiones se cumplan o no. Dicho de otra forma, el empresario asume un riesgo y el beneficio es la recompensa por asumir el riesgo.
Al introducir la idea de incertidumbre, Knight tiene en cuenta la variable “tiempo”, determinando que la incertidumbre es inversamente proporcional a la duración del periodo de producción, ya que consideraba que cuanto más largo fuera, la incertidumbre sería mayor.
El beneficio, así mismo, dependerá de la actitud que adopte el empresario frente al riesgo. Knight identificaba las siguientes actitudes: aversión, indiferencia o preferencia al riesgo.
Incluso de un resumen tan breve de la Teoría del Empresario-Riesgo de Knight, pueden establecerse lazos de unión con el enfoque de gestión de riesgos del PMI® que todos conocemos, por ejemplo:
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Que todo proyecto, por el simple hecho de iniciarse, está sujeto a un nivel, mayor o menor, de riesgo e incertidumbre.
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Que cuando la dimensión del triángulo que determina la triple restricción es muy amplia, léase proyectos de larga duración, elevados presupuestos o alcance complejo, la incertidumbre es mayor.
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Que, a lo largo del ciclo de vida de un proyecto, algunos eventos que pueden impactar negativamente en sus objetivos pueden identificarse (unknown known) y otros no (unknown unknown).
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Que sobre los eventos que pueden identificarse, se puede realizar una gestión proactiva en forma de estrategia de respuestas y reserva de contingencia; mientras que, sobre los eventos que no pueden identificarse sólo podemos establecer una reserva de gestión y rezar.
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Que la cantidad de riesgo que el proyecto está dispuesto a asumir está condicionada por la actitud de los interesados, sobre todo de los clave, hacia el riesgo. El Estándar de Práctica del PMI® sobre la Gestión de Riesgos establece que se puede adoptar una de las siguientes actitudes:
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Tolerancia.
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Aversión.
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Neutralidad.
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Buscador de riesgos (risk seeker).
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